domingo, 10 de julio de 2011

Vivir sin el padre

Vivir sin el Padre

A los 20 años perdí a mi papá. Súbitamente.

Desde un razonamiento, que costó entender, pero del cual no tuve dudas, sentí que no podía desaprovechar esa oportunidad a la cual me enfrentaba la vida.

Había muchas cosas para vivir a través de él, muchas necesidades, pero ya no estaba y había que inventarse solo.

Salí a la vida a enfrentarme a ella como adulto con el dolor y el poder de la falta. Y empecé a construir. Hice mi carrera, participé de la construcción de mi empresa, armé mi familia.

En el camino me di cuenta que no estaba solo. El legado me acompañaba dándome pautas de cómo seguir. También, estaba mi madre incondicional, dedicada y con una escucha inagotable. Mis hermanos transmitiendo infinita y desinteresada confianza. Entrañables amigos dispuestos a transitar horas compartiendo las mismas cosas. Socios, ensenándome constantemente, casi sin saberlo. Padres que fueron apareciendo par ir transmitiendo experiencias. Mi mujer dándome una libertad de ser, que significa un amor infinito.

Con la muerte de Nestor Kirchner todas estas cosas vinieron a mi cabeza.

Vi una sociedad que sufría, también a una sociedad que decía “Acá Estamos” dispuestos a enfrentar la vida sin un padre.

Hoy entiendo que la Argentina tiene esta oportunidad, este poder de sentir la falta y hacer algo en consecuencia. Vivimos una historia, aunque la conozca más por los libros que por haberla vivido, en la cual daba la sensación de que necesitábamos a un padre constantemente. Un padre para poder odiar, para poder deslindar todas las responsabilidades, para darle el crédito de los éxitos y para culparlo de todos los males.

La ausencia de ese padre nos encuentra, por primera vez, con la responsabilidad de hacernos cargo de lo que nos toca. Creo que nos encuentra no del todo preparados para enfrentarlo, pero la muerte nunca nos da un guiño para que comencemos a prepararnos. Nos encuentra y así tenemos que enfrentarla. De la nada aparece y debemos decidir y actuar.

Hoy nuestra sociedad se enfrenta a este gran desafío que puede convertirse en una gran oportunidad. La oportunidad es comenzar a ser protagonistas. La oportunidad es entender que no podemos seguir dependiendo del padre al que todo podemos achacarle. La oportunidad es creer que como sociedad podemos construir un país más justo del cual nos sintamos más orgullosos, un país que querramos mostrar como ejemplo, un país donde podamos entender que es posible tener pensamientos, formas y opiniones diversas en una construcción común.

Hay una gran oportunidad que no podemos desaprovechar, la oportunidad esta en involucrarse, hacer política, hablar de política, no solo desde los partidos políticos sino desde cualquier lado, discutir, debatir, cambiar opiniones, pensar, actuar.

Es una gran oportunidad para creernos más como sociedad, que en definitiva es una oportunidad para ser más feliz. Creo que debemos aprovechar saber que en definitiva somo cada uno de nosotros los que seguimos construyendo nuestras profesiones, nuestros proyectos, nuestros oficios, nuestras carreras, nuestras empresas, nuestras familias, nuestro país.

Creo que este año, con estas elecciones que se vienen, será un año en el que estaremos a prueba como sociedad. Nos esperan años de grandes crecimientos y logros, nos esperan años de maduración y profundización de nuestras relaciones. Es necesario que entendamos que las posibilidades estarán en lo que nosotros en esta construcción individual podamos hacer para colaborar en la construcción colectiva. Serán años de grandes posibilidades pero, asimismo, de grandes desafíos en los cuales constantemente deberemos tener en cuenta, que no habrá otra forma de crecer como sociedad que entender que debemos mirarnos a nosotros mismos como adultos, conociendo el legado de esos padres que nos marcaron, pero construyendo un nuevo camino en el cual podamos aprender a vivir sin padre.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ranking de proyectos aprobados en BA Emprende


Este es el ranking de Instituciones que presentaron proyectos en BA emprende 2010. Gran tarea de la Facultad de Ciencias Económicas.
Felicitaciones a todos los emprendedores!

Todos los proyectos seleccionados acá.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Percepción de la transformación (subjetividad)

Existen en la actualidad gran cantidad de personas que realizan sus trabajos cotidianamente sin percibir cuanto transforma su aporte.

Percibir la transformación es, a mi entender, un factor fundamental para el desarrollo de una persona en un ambiente laboral. Sentir que el aporte transforma siendo consciente de cuanto del aporte modifica el resultado final, genera una sensación de protagonismo muy necesaria. Solemos vivir sin sentir protagonismo. El no percibir la transformación nos hace no ser protagonistas de nuestra vida y el no ser protagonistas de nuestra vida nos hace, admirar, anhelar, desear esa vida que se nos muestra como perfecta y bien vivida. En este sentido, somos mucho más vulnerables en nuestra vida y en consecuencia menos conscientes de nuestra humanidad.

Pero cuando somos conscientes de esta transformación y cuando esta afecta al resultado final somos responsables y muchas veces esta responsabilidad puede pesar.

El poder que en nuestras vidas nos otorga la posibilidad de reconocer nuestro aporte es muy amplio. Poder entender que hacemos y cuanto transforma esto nos hace más libres y nos posiciona como forjadores de nuestro camino. Esto implica más allá de un camino a una conciencia mayor un camino a un mayor conocimiento personal.

Crear organizaciones donde las personas puedan percibir la transformación en su aporte cotidiano, nos permite enfrentarnos a personas más libres. Las personas más libres pueden vivir sus vidas más plenamente y vivir una vida más plena nos permite ser más conscientes (aún con el esfuerzo y los riesgos que esto representa) y al ser más conscientes de nuestras acciones y sentires podemos pensar en el otro y como nos construimos nuestra sociedad.

martes, 6 de octubre de 2009

Amartya Sen








Amartya Sen Premio Nobel de economía nos da una ayuda en esto de ver a la economía (y ver a las organizaciones como parte activa de la misma), con más variables que la maximización de las ganancias.

Les dejo un extracto de la Conferencia Especial que dictó en la Universidad de Harvard el pasado 24 de agosto de 2009, en la inauguración del II Programa Iberoamericano de Formación de Formadores en Responsabilidad Social Empresarial organizado por el Fondo España-PNUD, creado por la Dirección Regional para América Latina del PNUDy la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

No hace tanto tiempo --durante los años ochenta-- el capitalismo orientado hacia el lucro lucía triunfante. Los negocios florecían tanto en el marco de las antiguas economías capitalistas de Occidente como en los nuevos centros del Japón y del Sudeste Asiático.

Al “Estado de bienestar” se le describía con frecuencia como un eufemismo de derroche desmedido. La efectividad de la economía de mercado --a la cual se le había hecho caso omiso en el pasado-- se había convertido en el mensaje central.

LA NATURALEZA DEL CAPITALISMO

Pero esto ya no es cierto, por lo menos en el momento actual. El año 2008 fue un año de numerosas crisis. Primero tuvimos una crisis de alimentos, con efectos particularmente amenazantes para los consumidores pobres, especialmente en países de África. Además, también sobrevino una crisis petrolera, que constituye una amenaza para los países importadores de petróleo. Por último, el deterioro de la economía global ocurrió de manera bastante brusca, y está acelerándose a un ritmo atemorizante.

El interrogante que surge con mayor intensidad en este momento no se refiere tanto a la supervivencia del capitalismo, sino a su naturaleza, al igual que a la necesidad de un cambio. El tema de la ética empresarial se ubica claramente dentro de este contexto. Sin duda, existe una resistencia a cualquier cambio por parte de algunos defensores de un capitalismo sin restricciones, quienes están convencidos de que al mismo se le está responsabilizando excesivamente por problemas económicos puntuales de corto plazo, que atribuyen ya sea al ejercicio deficiente de los gobiernos (como por ejemplo al de la última Administración estadounidense) así como fracasos específicos del comportamiento económico de algunas personas en particular (o lo que John McCain describió durante su campaña para la presidencia como “la codicia de Wall Street”). Hay, sin embargo, también quienes ven la presencia real de serios problemas en los actuales sistemas económicos, y desean reformar el capitalismo en busca de algo que, con intensidad creciente, está siendo llamado “nuevo capitalismo”.

EL BIEN, LO CORRECTO Y LO OBLIGATORIO

Hay numerosos factores que determinan el éxito de una economía. El grado de evolución en el desempeño de una economía para lograr eficiencia, equidad y rápido progreso depende de elementos tales como tecnología, espíritu emprendedor, destrezas, liderazgo, así como buenas prácticas comerciales, sistemas fiscales eficientes, una justa oferta de seguridad social y otras políticas públicas.

Resulta que, además de estos factores determinantes, también una buena ética empresarial tiene un papel fundamental para el logro del éxito económico. El hecho de que con frecuencia se pase por alto esta relación hace que resulte tanto más crucial el investigar y desmenuzar exactamente cómo la ética empresarial puede ejercer una influencia en el desempeño y logro económicos.

¿Cómo se lanzó esta idea del impacto de la ética en la economía? Los primeros autores que se expresaron sobre asuntos económicos, desde Aristóteles en la Antigua Grecia y Kautilya (en la antigua India, respectivamente) pasando por sus practicantes medioevales (entre ellos Aquinos, Ockham, Maimónides) hasta los economistas de los inicios de la edad moderna (William Petty, Gregory King, Francois Quesnay, entre otros) se interesaban todos, en diversos grados, por el análisis de la ética. De una y otra manera, vieron en la economía una rama de “raciocinio práctico” en la que figuraban en lugar central los conceptos del bien, lo correcto y lo obligatorio.

UNA LECTURA EQUIVOCADA DE ADAM SMITH

¿Qué ocurrió luego? Según cuenta la historia “oficial”, todo esto cambió con Adam Smith, quien sin duda puede ser descrito como el padre de la economía moderna. Él creó, así se afirma, una economía científica y rigurosa, y la nueva economía que surgió en los siglos XIX y XX tenía una disposición total para realizar negocios, sin ningún criterio ético que la vinculase a “lo moral y moralizante”.

Me parece importante entender cómo surgió esta visión desprovista de ética en materia de economía y de negocios, para poder comprender cuál es la carencia. Resulta que ese fragmento de historia condensada de “quién mató la ética empresarial” está mal enfocado, y resulta especialmente esclarecedor para comprender cómo se ha formado esa identificación errónea.

Adam Smith trató de convertir a la economía en algo científico, y en gran parte logró ese cometido, dentro de los límites de las posibilidades de aquel entonces. Si bien ese aspecto de la presunta historia es correcto, lo que está completamente equivocado es la idea de que Smith demostró, o creía haber demostrado, lo redundante de la ética en asuntos económicos y empresariales. De hecho, todo lo contrario. Resulta interesante ver cómo surgió esa extraña lectura de Smith como escéptico de la ética económica y empresarial.

EL CARNICERO, EL CERVECERO Y EL PANADERO

Posiblemente el comentario más frecuentemente citado de Adam Smith es el referido al carnicero, al cervecero y al panadero, en “La Riqueza de las Naciones”; cito a Smith: “No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero que esperamos nuestra cena, sino de su deseo por preservar sus propios intereses. Nosotros apelamos no a su sentido humanitario, sino a su amor por sí mismos…” (Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, 1776; republished, London: Dent, 191O), vol. I, p. 13.)

El carnicero, el cervecero y el panadero quieren nuestro dinero, nosotros queremos sus productos, y el intercambio nos beneficia a todos. Parecería que no se necesita ningún tipo de ética --empresarial o de otra naturaleza-- para conseguir este mejoramiento de todas las partes involucradas. Todo lo que se necesita es el querer preservar nuestros propios y respectivos intereses, y se supone que el mercado debe hacer el resto para lograr estos intercambios de mutuo beneficio.

En la economía moderna se cita una y otra vez, y de manera tan exclusiva, este privilegiar el interés personal por parte de Smith, que cabe preguntarse si es este el único pasaje de lo escrito por Smith que leen algunos de los economistas más destacados en la actualidad.

Pero, ¿qué es lo que Smith sugirió realmente? En este pasaje, Smith afirmó que la intención de satisfacer el propio interés sería la motivación del intercambio de productos. El énfasis en “motivación” es mío. Pero esta afirmación es muy limitada, aunque brinda excelentes motivos intuitivos para explicar la razón por la cual buscamos el intercambio, y cómo el mismo puede resultar de tanto beneficio para todos los que participan en él. Sin embargo, para comprender los límites de lo que se está afirmando aquí, debemos preguntar primero: ¿Pensaba Smith que las operaciones económicas y las actividades empresariales consisten únicamente en este tipo de intercambio? Segundo, aún dentro del contexto de intercambio, debemos indagar. ¿Pensaba Smith que el resultado sería igualmente bueno en el caso de que las empresas involucradas, motivadas por el propio interés, tratasen de timar a los consumidores, o que dichos consumidores intentasen engañar a los vendedores?

PAGANDO UN ALTO COSTE

Las respuestas a estos dos interrogantes son claramente negativas. La simplicidad de la imagen del carnicero-cervecero-panadero no se traslada a problemas de producción y distribución (y de hecho Smith nunca dijo que fuese así) ni tampoco al problema de cómo puede florecer institucionalmente un sistema de intercambio. Es exactamente aquí que empezamos a ver la razón por la cual Smith podría haber estado en lo cierto con su afirmación relativa a la motivación por el intercambio, sin por ello establecer --o afirmar estar estableciendo-- lo redundante de la ética empresarial en general (o incluso en el marco del intercambio).

Concluyo con el señalamiento de que el papel de la ética en la economía puede ser realmente muy amplio, así como el de la ética empresarial en el éxito de las empresas y del comercio. Esto era ya cierto en la era de Adam Smith, en el siglo XVIII, y tiene aún mayor vigencia y significado en la actualidad. La idea de actuar sin apego a lo ético en las operaciones económicas y comerciales resulta en realidad bastante extraña. La ética tiene su lugar en la economía exactamente igual como lo tiene en todas las ciencias del comportamiento. No existe la opción de verse libre de actuar con ética ya sea en los negocios o en la economía. Si no se comprende algo tan importante como esto, la lección tendrá que ser aprendida pagando un coste muy alto (como está ocurriendo ahora mismo).


miércoles, 23 de septiembre de 2009

Comienzo

La idea es poder encotrar un equilibrio entre la objetividad necesaria para poder conducir un grupo de personas dentro de una organización y que esta no atente contra la posibilidad de que las personas puedan aportar desde su subjetividad.

Es necesario sin duda, en un organización que existan normas y procedimientos que puedan conducir a las personas que en ella desarrollan sus actividades. Muchas veces estas normas y procedimientos frenan el potencial creativo que una persona puede tener y que podría aportar mucho al crecimiento personal y de la organización.

Me he encontrado con muchas personas, en general jóvenes, que sienten la necesidad de aportar subjetivamente dentro de un sistema pero este está tan profundamente desarrollado que deben limitar sus energías solo a ser más eficientes en su tarea. Muchas veces también, la idea de que su trabajo no trasciende más allá de su eficiencia en la optimización de los recursos que utiliza y que por esto no puede reconocer su aporte en la mejora de la eficicacia de una organización frusta.

Cuanto más crece una organización son más necesarios los controles y la sistematización en el trabajo, lo que juega en contra directamente con la participación y el aporte desde la individualidad de las personas. Más allá que las personas no dejan de ser importantes en el desarrollo de una organización por estos controles estas no son importantes por su individualidad sino solo por su condición de Ser Humano.

Por otra parte, en las organizaciones pequeñas el aporte individual es mucho más perceptible y valorable, pero estas organizaciones tienden a crecer por lo que la estos aportes van decayendo a medida que crece la estructuración y los procesos y con esto la motivación de las personas.

Podemos sacar entonces una conclusión y más preguntas al respecto. Es cierto que con el crecimiento aumenta el control y es cierto también que en las organizaciones pequeñas las personas se sienten más de cerca su aporte en los resultados finales y en el crecimiento.

Por esto, nos podemos preguntar si podria llegar a existir un equilibrio (determinado para cada industria u organización en general) de modo que las personas puedan seguir percibiendo su aporte personal generando esto una mayor satisfacción en su entorno laboral y con esto una mejor calidad de vida tanto para ellos como para la organización en general, en donde la cantidad de personas no supere ese equilibrio y el creciemiento pueda seguir su curso.